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Teoría Crítica Y Acción Comunicativa

Antes de hacer cualquier aproximación a la teoría de la acción comunicativa, es importante primero estudiar sus antecedentes, los cuales podemos hallar en la teoría crítica y su principal representante, la Escuela de Frankfurt.



Escuela de Frankfurt

La llamada Escuela de Frankfurt es el conjunto de investigaciones en diversas disciplinas de las ciencias sociales –sicología, psicología, economía- y en filosofía, de corte neo-marxista, vinculados al Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Francfort del Meno, fundado en 1923. El interés que reunía a estos intelectuales era la preocupación común por el estado de la teoría marxista, la cual criticaban por su determinismo económico.

La teoría crítica se compone principalmente de variados análisis críticos de diversos aspectos de la vida social e intelectual, pero su meta última es revelar con mayor precisión la naturaleza de la sociedad (RITZER, George. Teoría sociológica moderna, quinta edición, p. 65. McGraw-Hill).

La Escuela de Frankfurt realizó una fuerte crítica al positivismo, al que acusaba de reducir los procesos sociales a meros procesos naturales y universales –tales como en la física-, en donde no es tomada en cuenta la acción humana. Además, le critica el hecho de que la naturaleza neutral del positivismo le impida tomar cualquier clase de acción social, defendiendo así el statu quo, por lo menos implícitamente.

También realizó una crítica a la sociedad moderna y supuestamente racional, argumentando que no podía ser “racional” una sociedad que constantemente atenta contra los verdaderos intereses del hombre con el fin de sostener el sistema capitalista, opresor de la libertad del hombre.

Hoy en día el Instituto de Investigaciones Sociales continúa activo; sin embargo, se considera a Jürgen Habermas como el último miembro de la Escuela de Frankfurt propiamente dicha (Escuela de Frankfurt. Artículo en Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_de_Frankfurt).

Autores Críticos

Herbert Marcuse

Filósofo y sociólogo alemán, una de las principales figuras de la Escuela de Frankfurt. En su obra El hombre unidimensional realiza una fuerte crítica de la sociedad moderna, de la cual dice que es una sociedad unidireccional; esto es, con la capacidad para asimilar cualquier forma de oposición y disponerla a favor de sus intereses. Es así como los movimientos de protesta pierden toda su fuerza, al ser integrados a los intereses de la sociedad capitalista.

Dice que dicha capacidad de asimilación se debe a que la conciencia humana ha sido fetichizada, y que las que el hombre actualmente reconoce como necesidades, no son reales sino ficticias, producto de la alienación producida por el sistema para mantener su funcionamiento. Sólo el hombre mismo está en la capacidad de discernir cuáles son sus necesidades reales de las ficticias, pero como está alienado esto ya no es posible.

Marcuse también ataca a la tecnología moderna; para él, las tecnologías ya no son neutrales y su uso en la sociedad moderna apunta a un totalitarismo. Considera que las tecnologías son herramientas eficientes para tal propósito, ya que esclaviza al hombre mientras aparenta ser neutral. Marcuse no cree que las tecnologías sean malas per se, sino que son usadas por la economía capitalista en su provecho. En tal sentido, considera que la tecnología podría dejar de ser esclavizante, y convertirse en una herramienta al servicio de los hombres libres.

Theodor Adorno

Sociólogo alemán, advirtió que la crítica y el pensamiento crítico se ven cercenados y esterilizados por las expresiones culturales de la sociedad industrializada (Theodor W. Adorno. Artículo en Infoamérica).

Critica los peligros de la llamada “industria cultural”. Advierte que dicha industria produce una “cultura de masas”, un conjunto de productos culturales prefabricados y transmitidos a las masas a través de los medios de comunicación. Sin embargo, una cultura falsa y manipulada según los intereses del sistema. Esta cultura falsa crea un efecto paralizante en las masas, dándoles una idea de libertad que realmente no existe; así, con esa falsa sensación de tranquilidad, la sociedad pierde su capacidad crítica.

Por tanto, Adorno considera necesario volver con mayor intensidad a la filosofía para recuperar el pensamiento, la acción crítica que ha sido esterilizada por la sociedad industrial (Ibídem).

Jürgen Habermas

Filósofo alemán, autor de la teoría de la acción comunicativa. Su teoría surge a partir de los postulados marxistas y ante la necesidad de crear espacios para la toma de decisiones, los cuales no son proporcionados por la democracia tradicional; en general, Habermas cree que los estudios en ciencias sociales deben buscar la emancipación del hombre.

Habermas parte de Marx, pero considera que su trabajo se queda corto al estudiar las dimensiones del ser, al reducirlas al trabajo -al que Habermas llamó acción racional intencional- sin considerar la interacción entre las personas; a dicho proceso de interacción le dio el nombre de acción comunicativa.

La acción comunicativa busca poner en común los puntos de vista de diversos actores, con diferentes posturas, para llegar a un consenso. Para Habermas, contrario a la prioridad individualista de la acción racional instrumental de Marx, busca que los actores del proceso comunicativo no persigan un interés personal, sino que pongan sus posturas a favor de un consenso.

Es en el discurso, una forma especial de comunicación, donde, por medio de la argumentación se determina lo que es válido o verdadero (BRIONES, Guillermo. Filosofía y teorías de las ciencias sociales – Dilemas y propuestas para su construcción, p. 171. Domen, 1999). Para dicho propósito, los participantes de una interacción lanzan sus discursos con una pretensión de validez, caracterizada por cuatro criterios:

1) Inteligibilidad: los enunciados deben ser entendible por todas las partes.
2) Verdad: los enunciados deben ser, en efecto, comprobables.
3) Rectitud: el hablante debe tener derecho a expresar aquello que está enunciando.
4) Veracidad: debe existir coherencia entre lo que se piensa y lo que se dice: el hablante no puede mentir.

Este consenso, además, se desarrolla a través de cuatro acciones:

1) Acción teleológica: buscar un fin deseado a través de los medios adecuados.
2) Acción estratégica: incluye las expectativas de decisiones de otros agentes.
3) Acción regulada por normas comunes: referida a la actuación según unas normas establecidas dentro del grupo social.
4) Acción dramatúrgica: hace referencia a una puesta en escena del hablante ante los demás participantes de una interacción.

Es importante resaltar que Habermas toma la noción popperiana del mundo y la modifica: así, desarrolla la noción de “mundo de la vida”. Habermas distingue dos niveles en la sociedad: el mundo de la vida y el sistema. El primero se refiere al punto de vista de los sujetos que actúan en la sociedad, y el segundo a las estructuras que controlan la sociedad.

El mundo de la vida se refiere a la cultura (mundo objetivo), la sociedad (mundo social) y la personalidad (mundo subjetivo). La continua racionalización de estas dimensiones del ser, las van alejando del mundo de la vida y las hace susceptibles a una “colonización” por parte del sistema. Dice Briones que “la lucha contra la explotación (en términos que vuelve a Habermas al marxismo), y los movimientos sociales que buscan una mayor igualdad, mayores niveles de autorrealización, la paz y la preservación del medio ambiente (que constituye una de las reclamaciones del neo-marxismo) deben contribuir (Ibídem) una “colonización” negativa del mundo de la vida y a buscar una convivencia adecuada entre éste y el sistema”.

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